Passive House en Valencia 2019
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Diseño italiano, lineas atrevidas y piel transparente. Un gran edificio industrial en Valencia concebido desde la artística Florencia.
Edificio industrial de diseño italiano con líneas atrevidas y piel transparente, realizado con sistema de muro cortina de Schüco, y caracterizado por grandes espacios para oficinas con luz natural.
La gran fachada de vidrio, destaca en un polígono industrial cerca de Valencia.
El diseño del edificio pertenece al despacho de arquitectura italiano Pieratelli Architetture, por encargo de la empresa Kortimed.
La entrada acristalada de triple altura cobra vida gracias a un sistema de muro cortina auto-portante, que alcanza los 10 metros de altura. La esquina que es uno de los elementos de mayor impacto visual en el proyecto. Está formada por vidrios con encuentro de 30 grados exento de estructura interior. Los vidrios están suspendidos mediante unos tirantes de acero inoxidable de 10 mm de diámetro que cuelgan del extremo superior del pilar de hormigón. Esto lo confiere una extremada ligereza para un volumen tan grande. Los muros cortina de menor tamaño de la fachada norte dan acceso a diferentes zonas de uso común en la empresa como vestuarios, comedor y sala de control. En ellos se han integrado aperturas de hoja oculta con cristal encolado AWS 114 de Schüco. Además, se han vinilado los interiores para ocultar ciertas zonas manteniendo la misma estética exterior.
El muro cortina principal reduce su tamaño en los laterales hasta cubrir los 100 metros lineales de fachada del edificio.
En el espacio diáfano de la entrada destaca el protagonismo de la escalera helicoidal, con el ascensor de vidrio.
En planta segunda están las oficinas, que se delimitan con mamparas de cristal con cerramientos mínimos.
La sala de reuniones asoma al gran hall de entrada.
El edificio se asemeja a un águila, que simboliza la empresa, dueña de las instalaciones.
Los voladizos a lo largo del perímetro representan las alas, los salientes en hormigón de las fachadas representan las plumas, y los ojos se alargan en la fachada de vidrio.
Fotografía de Diego Opazo
